martes, 3 de diciembre de 2013

Apuntes de ruta

Hace dos meses ya, prometí ir publicando mi diario de viaje.  Hoy decido publicamente romper mi promesa y subir algunos fragmentos nada más porque, como me pasa siempre, al releer mis notas me parece que son privadas.  Me sentiría muy expuesta si las hiciera públicas.  Después de todo, a la palabra "diario" se le suele acoplar la palabra "íntimo".

En este sencillo acto pido disculpas abiertamente a mis bellos compañeros de Bria, que me vieron escribir mucho y ahora se enteran de que posiblemente no lean nada de eso.  Si les interesa es posible que me anime a mandarles por mensaje privado algunos pasajes en donde hablo de ustedes, aunque tal vez tampoco lo haga porque me siento un poco ñoña.

Por lo pronto transcribo mis impresiones sobre el recorrido desde la casa de Yonathan en Israel hasta Londres, donde supe volcar con maestría la emoción que sentí cuando llegué a lo que una profesora describe como "la meca de los estudiantes de inglés".

Día 11: Ben-Gurion Gatwick

Me despierto sola a las ocho y a las nueve la mamá de Yonathan me toca la puerta porque cree que voy a hacer el check-in en persona.  Ordeno todo, me visto y bajo.  Me ofrece un té y me dice que a las seis (NdA: seis de la mañana) llamaron a la casa porque Yonathan se había olvidado el celu en el parque.  Me dice que vaya a despertarlo.  El papá me abre la puerta y dice que pase.  Cuando se despierta me cuenta que tuvo que ir con su mamá a buscar el celu re temprano y encima ella siguió haciendo compras.  Dice que le ladró un poco y cuando le pregunté si le iba a pedir disculpas, me dijo que no.  Cosa de hijos.

Hago el check-in, desayunamos café frappé y un rato después me llevan a la estación de tren donde luego haré transbordo a otro tren, donde subiré a un avión para luego hacer transbordo a otro avión y, con suerte, pasar migraciones, cambiar dólares, hablar con Mary (NdA: hermana de Aofie.  Me hospedó allá), tomar el tren y el subte indicados y llegar a encontrarme con ella.  Ampliaremos.

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Pasé migraciones, pasé el equipaje, pasé las preguntas, cambié plata, compré un pasaje y AAAAAAAAHHHHHH.  Estoy en Londreeeeessssss.

AAAAAAAAHHHHHH.  Estoy en el tren para arrancar a Victoria station.  Saqué el pasaje que me salió 20 libras en una máquina expendedora. Estoy en Londres estoy en Londres estoy en Londres.  AAAAAAAAHHHHHH.  Estoy arriba de un tren en Londres.  ¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHH!!!!  Todos hablan en británicoooooooo.  Voy a morir.  Todo es tan British que el locutor del tren pide disculpas por la demora.  AAAAAAAAHHHHHH.  La gente habla en british.   Acaba de pasar una señora igual a Susan Sarandon.  El tren tiene una pantalla luminosa con todos los idiomas.  ¡Ya salimos!


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Entre las cosas que no escribí del viaje, a la hora de la verdad estaba procesando mucha información y no tenía palabras, puedo contarles que pasé un fin de semana muy lindo en Londres, que Mary es una persona hermosa al igual que su hermana, que tuve la suerte garrafal de que me tocara un día soleado y caluroso al punto de quemarme paseando por el Hyde Park y que al día siguiente (llegué a las doce de la noche) salí a pasear y tuve la misma sensación de "estoy en Londres" cuando me encontré ante el paisaje de Putney Bridge.
 Esta es la primera foto que saqué en Londres.  Era tarde, por eso el tren estaba casi vacío.  Cuando le pregunté a un señor cuál era la estación Victoria, me respondió con poca onda.  Y bueno, son ingleses. Irlandeses no son...
 Putney Bridge.  Estas fotos reflejan lo que se veía desde la esquina de lo de Mary.
 El barcito en la vereda de en frente.
La librería de usados a la que no entré porque estaba decidida a no quedarme sin plata tan rápido.
Estación Putney Bridge.  Una de las fotos más británicas que saqué, con un imperial y todo.  No me subí a ninguno, por cierto.

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