miércoles, 5 de septiembre de 2012

SE BUSCA

Papelpa no murió en el olvido.  Lo que sí parece que me olvidé y no sé dónde es escribir en sí.  Se me cayó del bolso, en el colectivo seguro.  O capaz fue en el subte porque con tanto ruido no escuché cuando me gritó para que lo levantara.

Hace un tiempo, después de estampar la ciudad con cartelitos de "SE BUSCA", pensé que si escribía algo al respecto las palabras iban a llamarlo.  Pero no sucedió o ellas lo encontraron y quién sabe qué les habrá dicho.  Palabras, palabras, palabras.  Como las palabras creen en la palabra, le creyeron de palabra.  Saben que Escribir es un hombre de palabra.  Y claro: Palabras y Escribir.  Ya me imagino... Se enamoraron y se fueron a vivir felices para siempre a otro cuadernito seguro.

Hablando de mi cuadernito, él los extraña mucho.  Encima es pillo, mi cuadernito.  Me dijo: "muy linda tu receta de pan de cerveza, pero esos no son mis amigos".

Y así ando yo, hace meses tratando de que Escribir vuelva.  En el medio de este lío, vino Cuadernito y me mostró para que publique algo que escribí pensando en Escribir, a ver si me escuchaba y venía.

Acá lo dejo.  Después de todo, Escribir es muy coqueto.  Es un divo, más bien.  Capaz si ve que publiqué algo sobre él, vuelva.  Se debe a su público.

COSAS QUE ME SUCEDEN CUANDO QUIERO ESCRIBIR

Cuando una idea revolotea por mi cabeza, anda ahí durante días.  A veces solamente me visita, me canta las cuarenta al oído y se va.  Esas visitas furtivas me ponen furiosa porque las hace solamente en momentos en que me es imposible escribir.  Cuando estoy tratando de dormir y no morirme de frío aunque tenga dos frazadas, cuando viajo parada en el colectivo atiborrado de gente o cuando estoy cursando y tengo varias otras cosas mas urgentes para anotar.

Sólo hay lugar para que esa idea maldita me sople sus verdades al oído y se vaya volando.  A veces creo que en realidad no quiere que la escriba.

Si no, otras veces, viene y la quiero escribir pero no tengo tinta, o el papel insiste en resbalarse.  O me sale una letra inmensamente fea.  Las ideas --malditas-- vienen, gritan "pica" y se van.  Corriendo, a ver si encima las alcanzo.

O peor: estoy escribiendo y se me paraliza la mano, la palma se endurece y se me cae la lapicera.  Al éxodo de ideas hay que sumarle el ardor en los ojos.  En ese caso encima que no escribo ni alcanzo a leer.  ¡Es el colmo!

Es lindo, pero cuesta tanto escribir...


Mayo de 2012.  A cuatro meses, Escribir sigue sin aparecer.